Dirigidos por George Church, un grupo de genetistas de la Universidad de Harvard imaginan restaurar a su hábitat natural a este gigante que habitó la edad de hielo.

Los defensores del proyecto sostienen que traer de vuelta al mamut en una forma alterada podría ayudar, incluso, a restaurar el ecosistema de la tundra ártica, combatir la crisis climática y preservar el elefante asiático en peligro de extinción, con quien el mamut lanudo está más estrechamente relacionado, reportó la agencia de noticias ANSA.

Sin embargo, otros científicos alegan en contra del proyecto y afirmaron que se trata de “un plan audaz plagado de problemas éticos”.

El ADN que los científicos lograron extraer de los restos de un mamut lanudo congelado está demasiado fragmentado y degradado; por eso intentarán crear, a través de la ingeniería genética, un híbrido de elefante-mamut viviente y ambulante, que sería visualmente similar a su extinto predecesor.

“Nuestro objetivo es obtener nuestros primeros animales en los próximos cuatro a seis años”, dijo el empresario tecnológico Ben Lamm, quien junto con Church cofundó Colossal, empresa de biociencia y genética para respaldar el proyecto.

La nueva inversión y el enfoque aportados por Lamm y sus inversores marcan un paso adelante, dijo el profesor de genética Robert Winthrop, en la Facultad de Medicina de Harvard.

Yuka, así llamaron a los restos de un mamut que se estima vivió hace 39 mil años.

“Hasta 2021, fue una especie de proyecto secundario, pero ahora podemos hacerlo. Esto va a cambiar todo”, dijo Church.

El equipo de investigación analizó los genomas de 23 especies de elefantes vivos y mamuts extintos, dijo el empresario.

Los científicos creen que necesitarán programar al mismo tiempo “más de 50 cambios” en el código genético del elefante asiático para darle los rasgos necesarios para sobrevivir y prosperar en el Artico.

Escepticismo

Love Dalén, profesor de genética evolutiva del Centro de Paleogenética de Estocolmo que trabaja en la evolución de los mamuts, cree que el trabajo realizado por Church y su equipo tiene valor científico, sobre todo en lo que respecta a la conservación de especies en peligro de extinción con enfermedades genéticas o falta de variación genética como resultado de la endogamia.

“Si las especies en peligro de extinción han perdido genes que son importantes para ellas… la capacidad de devolverlos a las especies en peligro de extinción podría resultar realmente importante”, dijo Dalén, que no participa en el proyecto.

“Sigo preguntándome cuál sería el objetivo mayor. En primer lugar, no se va a conseguir un mamut. Es un elefante peludo con algunos depósitos de grasa”, dijo.

“Nosotros, por supuesto, tenemos muy poca idea de qué genes hacen que un mamut sea un mamut. Sabemos un poco, pero ciertamente no sabemos ni de lejos lo suficiente”.

Leé más notas de La Opinión Austral