El 15 de marzo pasado la vida de Bautista Andrade cambió bruscamente cuando fue derivado de urgencia a Buenos Aires. Mauricio y Verónica se enfrentaron a un “baldazo de agua fría”, su único hijo, al que habían buscado por ocho años, había sido diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda tipo B.

La familia Andrade dejó su vida en Río Gallegos y se hizo fuerte para atravesar un momento durísimo. Este jueves, después de casi 10 meses, con alta ambulatoria, el judoca y scout regresó a casa.

En el aeropuerto fue recibido con aplausos, carteles, globos, regalos, lágrimas y abrazos. La emoción fue inmensa.

El pequeño héroe junto a primos, tíos y abuelos en el aeropuerto de Río Gallegos. FOTOS: LEANDRO FRANCO / LA OPINIÓN AUSTRAL

“La parte más difícil ya pasó, lo más importante es que Dios me dio otra oportunidad, a mi hermano menor no lo pude proteger (NdR. Lucio Andrade, tío de Bautista falleció por inhalación de monóxido de carbono en 2020), y ahora a mi hijo lo pude proteger y cuidar, lo traje sano”, expresó emocionado Mauricio a La Opinión Austral.

Rozagante de felicidad, “Bauti” Andrade en casa. FOTOS: LEANDRO FRANCO / LA OPINIÓN AUSTRAL

He recuperado no solamente un hijo, he recuperado un héroe para Santa Cruz, lo que vivimos con mi mujer cómo ha sufrido mi hijo y cómo salió adelante. La mejor clase que tuvo, que ninguna universidad te la puede dar, es lo que vivió de experiencia este año que lo va a tener toda su vida”, añadió.

Ráfagas de viento que superan los 100 km./h los recibieron en Río Gallegos de las que Mauricio no renegó en lo más mínimo. “Estamos muy contentos de volver a nuestra tierra. Es muy emocionante, Gallegos está cada día más linda, extrañamos la familia, la casa. Han recuperado un santacruceño”.

“¡Bienvenido tripulante!”, el mensaje del tío Luciano. FOTOS: LEANDRO FRANCO / LA OPINIÓN AUSTRAL

Rozagante de felicidad, “Bauti” expresó que ante el recibimiento estaba “sin palabras. Después de 10 meses internado con pinchazos y todo eso, por fin volví. Quiero volver a hacer mi grupo scout, a judo, a todo, ir a la escuela, sobre todo”.

Cerrando, manifestó su agradecimiento “a todos por rezar por mí, si no hubieran rezado no hubiera vuelto, muchas gracias por su apoyo”.

Un apretón de manos esperado con el abuelo Adrián. FOTOS: LEANDRO FRANCO / LA OPINIÓN AUSTRAL

Por su parte, Verónica recordó: “La única recaída que tuvimos fue hace dos meses, pero él las sorteó todas. Tuvo una infección de un honguito que no se detectaba, fueron más de 40-50 días de fiebre, internados, la pasamos mal, nos preocupamos mucho”.

“Por situaciones del destino en marzo hicimos esos laboratorios de control y saltó algo. Él siempre fue un niño sano, nunca hubiéramos esperado ese diagnóstico. Fue difícil, nos tuvimos que ir adaptando en el día a día con esta enfermedad”, comentó.

 

“Quiero dejarle un mensaje a los papás: No dejen de hacerle controles a sus hijos, laboratorios una vez o dos veces al año. La detección temprana, ayuda mucho en las quimios y en lo que va a ser el tratamiento después”, sostuvo.

A partir de ahora, “Bauti” deberá viajar mensualmente para realizarse controles y continuar con tratamiento. Cerrando, manifestó: “Él aprendió un montón, nosotros también, siempre con fe, gracias a Dios y agradeciéndole a toda la gente que ha rezado, que ha estado en cadena oración. Ahora a disfrutar y a seguir”.

Leé más notas de Belén Manquepi Gómez