Por Juan I. Martínez Dodda

Caída de la demanda y los precios, inflación con aumento de costos (interna en pesos, mundial en dólares), una guerra de por medio, las secuelas pospandemia, aumento de sueldos en una actividad muy demandante de mano de obra, etc. Con este combo se desarrolló la temporada de pesca que terminó con varias luces de alarma encendidas.

Desde la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de Pesqueros (CAPeCA) anticiparon a Santa Cruz Produce que van a pedir una reunión con el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Juan José Bahillo, y el subsecretario de Pesca y Acuicultura, Carlos Liberman, para buscar alternativas.

Se está gestando un coctel explosivo”, disparó Federico Angeleri, del Grupo Veraz Contessi en diálogo con La Opinión Austral al analizar el panorama de la presente zafra que concluyó el pasado 30 de septiembre para las capturas de langostino.

Veníamos de un 2021 muy bueno posbrote de pandemia en donde el langostino congelado a bordo había faltado, lo cual generó que haya precios de venta buenos, y así encaramos 2022, veníamos muy envalentonados pensando que se iba a mantener la tendencia, pero la realidad es que cuando en febrero empezó la guerra las cosas cambiaron, los mercados empezaron a retraerse, el euro que es la moneda del principal mercado de destino empezó a caer también y eso hizo que de a poco la demanda empezara a derrumbarse”, resumió Angeleri.

Para Gustavo Casanova, CEO de Arbumasa y tesorero de CAPeCA, “2021 fue muy bueno para los productos congelados a bordo, pero la guerra primero y una nueva ola de COVID en Europa a comienzos de este año hizo que todo el consumo volviera al hogar retrayendo las comidas fuera de casa”. “Esta situación ralentizó la rotación de stocks y nos dejó con mermas de precio de 20-25%”, agregó.

La pesca genera divisas en un país que necesita dólares

“Lo complicado son dos factores centrales: por un lado, el comercial del congelado a bordo entero, por retracción de la demanda y caída de precios, y también que los últimos dos años estamos sufriendo un incremento en los costos en dólares, con un dólar oficial atrasado, y nuestros costos se mueven al ritmo de la inflación en pesos, eso hace que el costo del producto en dólares esté más alto y nos deja en un nivel de competitividad complicada”, expuso Casanova.
Desde el punto de vista biológico, pensando en volumen, esperan que la zafra de langostinos cierre no muy lejos de la media de los últimos años, cerca de las 200.000-210.000 toneladas (en 2021 rondó las 215.000).

La guerra también “derramó” consecuencias en Europa: “Rusia es el quinto o sexto país de destino de exportaciones de langostino, pero la guerra impacta en Europa en general, con el aumento de las tarifas energéticas, combustible, cadenas de suministro, la inflación, todo eso impacta en el consumo de langostino, la demanda de estos productos se frenó mucho”, repuso Angeleri.

“Insostenible”

Es cierto que el contexto internacional juega su partido, y hay que acomodarse porque no queda otra, pero también se dan cuestiones internas que complican el negocio. “Estamos en el peor escenario industrial-exportador porque este es un negocio casi todo de exportación y, a diferencia de la agroindustria, la nuestra tiene mano de obra intensiva y calificada lo que redunda en un factor importante en la ecuación de costos”, analizó Angeleri. Y agregó:

Con estos niveles de inflación y el anclaje del tipo de cambio nominal nosotros ya venimos arrastrando un atraso del 50% en dos años”.
Para repasar algunos de los incrementos de costos, se conocieron los siguientes datos: entre marzo de 2019 y marzo de 2022 el salario básico marinero aumentó 415%, un 87,8% más que los precios y un 153% más que el tipo de cambio nominal. Entre septiembre de 2021 y junio de 2022 el precio del gasoil aumentó 129% en Puerto Deseado y 138% en Caleta Olivia, mientras que en ese mismo periodo el incremento de la TCN fue del 47%.

Según los datos de la Cámara, en los últimos 16 años el Tipo de Cambio Real Multilateral Neto (TCRM) perdió un 45% de valor con relación a los mercados de destino de las exportaciones, que no es otra cosa que la pérdida de competitividad”. Así el TCRM de retenciones promedio del 7%, se aproxima a los valores registrados durante los años 90 (sólo es un 0,9% superior).

Para Angeleri, la situación para esta zafra 2022 “se está tornando insostenible” porque “nos venimos consumiendo el capital de trabajo, ahora nos estamos empezando a quedar stocks y dentro de poco vamos a tener que empezar a vender activos, la situación es delicada en serio”.

Incluso los insumos importados han subido de precio en dólares. “Nuestros proveedores necesitan importar, por ejemplo, cartulina de Brasil o Estados Unidos para fabricar los estuches donde ponemos el langostino, el sulfito que es un antioxidante que se usa en la producción de langostino viene de China o Alemania y no hay o los exportadores no tienen dólares para comprarlos entonces aumentan los costos”, explicó Angeleri.

¿Hay solución?

Lo primero que hay que saber es que el contexto mundial va a continuar como hasta ahora, al menos por un tiempo. O sea que la zafra 2022 tendrá que negociarse conviviendo con estas condiciones.
No tenemos forma de influir en la demanda mundial, también entendemos que la situación del país está complicada, pero estamos en un punto tan crítico que necesitamos alguna vía de escape”, opinó Casanova. Y agregó: “Es una actividad generadora de divisas en un país que necesita dólares”.

Al evaluar opciones para paliar la crisis, Casanova habló de “medidas que den algo de oxígeno”. “Por ejemplo, sacar las retenciones que hoy están entre 6 y 9 por ciento según el producto, sincerar el tipo de cambio, o algún beneficio financiero con créditos de mediano-largo plazo algo que dé aire hasta que la situación se vaya acomodando”.

La guerra Rusia-Ucrania también impactó, provocando una merma en la demanda

Necesitamos algún tipo de medida que nos acompañe para que no tengamos que parar barcos anticipadamente, o las líneas de producción y que podamos retomar la senda de la manufactura, porque fuimos perdiendo competitividad y este año ya no hicimos casi productos con valor agregado”, aportó Angeleri.
“Hablamos de ser el supermercado del mundo y agregar valor a las materias primas, pero vamos por el camino inverso, hoy la realidad es que estamos tan mal competitivamente que, incluso, hay casos en los que conviene vender al mercado interno que exportar, algo inédito, nunca fue así”, agregó Angeleri que coincidió en que una de las posibilidades es tener un tipo de cambio diferenciado. Dólar soja, el dólar tech, el dólar Catar ¿Se viene el dólar langostino?

Para los referentes pesqueros mientras el contexto económico no cierra, desde el punto de vista biológico las tres especies argentinas que son el calamar, la merluza hubbsi y el langostino están bien. Todas se están pescando en volúmenes más que aceptables.

Hubo ralentización de la rotación de stock y merma de precios osciló entre el 20 y el 25%

“Lástima que en el mar estén dadas las condiciones pero no encontremos una solución afuera y, de a poco, el negocio se va apagando”, cerró Angeleri.
El empresario contó que en Santa Cruz, puntualmente, están apuntando a procesar algo de merluza Hubbsi, trabajando en Puerto Deseado y en Caleta Olivia. “Aunque los números están muy finitos, buscamos alternativas para seguir haciendo girar la rueda”.

Algunos números

Los desembarques de capturas totales registraron un leve aumento del 0,3% y totalizaron las 564.686 toneladas en los primeros 8 meses del año.
Los desembarques de la merluza hubbsi registraron una merma del 2,5%, el calamar illex aumento un 26,8% y los de langostino tuvieron una cai da del 10,3%, mientras que la merluza negra registro un aumento del 20,9%.
Los desembarques totales en Santa Cruz aumentaron 8,9%. En lo que respecta a langostino 27,7% de incremento (en Deseado) y merluza hubbsi 11% en Caleta y 163% en Deseado. Las principales mermas se constataron en Río Negro del 31,4% y Chubut del 8,5%.

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