Emprender se ha vuelto una odisea para quienes viven en un contexto económico complejo como el que se vive hoy en Argentina. En gran parte utilizan insumos dolarizados y, con la suba de la moneda, sus productos deben reajustarse.

La Opinión Austral dialogó con Natalia, Valentina, Sofía y Guadalupe, cuatro emprendedoras de diferentes rubros que deben lidiar con el desafío de sostenerse.

Natalia tiene Theobroma Chocolatería, el emprendimiento que comenzó hace un año y medio. Se especializa en chocolatería de vanguardia y bombonería modera.

En chocolatería el 60% de los insumos está dolarizado, detalló Natalia.

Aproximadamente el 60% de los insumos que utiliza es importado. “Todos los meses trato de invertir en moldería, que son importados de Italia y Bélgica y cada molde sale entre 6.500 y 8.000 pesos. También uso espátulas de acero inoxidable que tienen un valor de 7.500 pesos”, contó.

La manteca de cacao es de origen brasilero. “Después trabajo con productos gourmet de marca española, con colorantes, estabilizante y aerógrafos profesionales, son fabricados en Estados Unidos y hoy tienen un valor de 80 mil pesos”, describió.

El chocolate, por ejemplo, es de origen nacional, pero el grano de la semilla del cacao es autóctono de Ecuador y se importa al país. En muchas ocasiones las importaciones quedan paradas en los contenedores y, para Natalia, este panorama es complejo.

Hoy, consideró, está todo “inestable”. Contó que si bien en este momento los precios se mantienen, se especula con la suba del dólar: “Hay que ver si impacta mucho en el precio final de cada producto. La verdad es que es preocupante”. En su caso, intenta hacer aumentos cada dos o tres meses y sumar un 20% al valor final.

Guadalupe, en tanto, emprende en Conisa Candy Bar, el proyecto de sublimación y productos 100% personalizados. “Empezó en el 2018 con productos simples que comprábamos acá en la ciudad. En 2019 pudimos comprar nuestras propias máquinas y proveernos de fabricantes de Buenos Aires”, contó.

La pandemia, en su caso, los fortaleció notablemente. “Pero lo que pasó esta semana con la suba del dólar ya nos había pasado en el 2020. Sólo nos queda esperar a que, como esa vez, se estabilice todo”, describió.

Natalia contó que, en su caso, para hacer chocolates compra insumos al por mayor. En su mayoría, en dólares.

“Hay proveedores que notoriamente subieron sus precios un 20 o 30%, hay otros que los están modificando por día y hay otros que directamente no están trabajando hasta que no tengan bien seguro lo que va a pasar. En 2020 nos pasó lo mismo, estuvimos meses sin vender productos de cerámica porque eran importados y era imposible comprar”, contó.

En su caso, compran en pesos, “pero nuestros proveedores compran en dólares, entonces con todo esto de la suba se vieron afectados ellos y obviamente nosotros”. Explicó que algunos clientes se anticiparon a futuras subas y comenzaron a señar productos para poder congelar el precio.

Valentina empezó en abril con The Sparkle Hour. con una socia que hoy vive en Córdoba. El proyecto de maquillaje y glitter en eventos “fue furor”, contó. “Decidimos agregar una sección para niños ya que nos preguntaban por eventos infantiles”, relató.

Con el tiempo fue adquiriendo materiales e insumos para potenciarse.

“Con lo que fui ahorrando, invertí en glitter, strass, folletos, manteles, cortinas, luces. La suba de dólar es algo que no fue inesperado, pero sí desesperante”, relató. Intentó mantener los precios durante julio, pero los proveedores ya incrementaron sus valores un 15%. En su caso, casi el total de los productos es del exterior.

“De un día para el otro, lo que salía $ 1.000 ahora está $ 2.500. Yo compré unos paneles que estaban $ 16.000 la semana pasada. Hoy ya aumentaron, necesito 49 de esos y sólo pude comprar 9. También tengo tattoos temporales que mando a pedir a Buenos Aires, no me pueden vender hasta que su gráfica no les mande los precios. Los stencil se hacen con vinilo, no hay respuesta de la gráfica acerca del nuevo precio.

Por ahora cuento con lo que pude comprar en su momento, pero no puedo seguir comprando hasta que haya una respuesta clara acerca de la inflación”, describió.
Sofía, por su parte, tiene Mr. Posin, un emprendimiento textil. “A nosotros nos aumentó todo. Desde telas, insumos, accesorios. El precio final de mi producto varía por el aumento de las telas. La gente se asusta, pero si uno no aumenta, no puede hacer un re-stock o directamente te quedás sin ganancias”, explicó.

En su caso, por ejemplo, iba a comprar un bastidor de bordadora hace una semana. Cuando la compró hace dos días estaba 20 mil pesos más caro. “En mi caso, aumenté todo un 15%, pero a medida que vayan aumentando mis insumos, tengo que ir aumentando yo”, explicó para cerrar.

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