Un hecho de explotación sexual, trata de personas agravado por el traslado y acogimiento, fue debatido esta semana y tuvo como principal acusado a un hombre nacido en Las Heras, Santa Cruz.

Se trata de un hombre de 57 años de apellido Benigno, quien en su momento regenteaba el bar “La Casa del Ángel”, emplazada en la calle Colón de la ciudad de Perito Moreno donde, además de la venta de alcohol, se ejercía la prostitución.

El caso se remite al año 2013 cuando, tras engaños, una trabajadora sexual decidió denunciar a su “empleador” quien no cumplía con las promesas que le había realizado cuando la captó, en su momento, desde la ciudad de Bahía Blanca, en Buenos Aires.

De acuerdo al fallo de la Justicia Federal al que tuvo acceso La Opinión Austral, Benigno no sólo captaba posibles víctimas, sino que lo hacía con contactos que tenía en la zona norte del país. Ellos eran los encargados de buscar mujeres que quisieran ejercer la prostitución en Santa Cruz, ya que la plata sería mucha más.

“Me dijeron que la copa salía 400 pesos, pero cuando llegué la encargada me dijo que salía 100”, declaró en su momento una de las sobrevivientes.

Benigno convencía a las mujeres diciendo que las “copas” se cobraban a 400 pesos

En las investigaciones del caso trabajó el personal de Gendarmería. A través de sus tareas se pudieron establecer los montos que se manejaban en su momento en el mencionado bar y quedaron plasmados en lo realizado durante el debate que se hizo esta semana.

“El precio del pase de media hora cuesta 500 pesos y que la casa se queda con 100 pesos, y que el pase de una hora sale 900 pesos y que también la casa se queda con un porcentaje. Que para sacar a la mujer del local se le exige al cliente pagar las copas de la mujer; no menos de tres, y en caso contrario se le retiene a la mujer un monto más alto de pago por la salida”, indica el informe realizado por la fuerza federal.

En la instrucción, se pudo establecer que la propiedad donde funcionaba el bar estaba a nombre de Benigno, por lo que él no podía desconocer lo que pasaba en el interior o tomar decisiones. Esto también quedó acreditado por las escuchas que se reprodujeron durante el juicio.

Uno de los audios comprometió a Benigno. El mismo se había dado tras la clausura de su bar. “Y bueno, qué va hacer, ya está, ahora hay que ir y hacer, y de seguir vamos a seguir, quedate tranquila y de alguna forma sino voy a cambiar de rubro y voy a seguir con las mujeres como se está haciendo en Gregores, sin pulseras” decía uno de ellos.

Una de las escuchas comprometió la situación procesal del dueño del bar

El debate fue encabezado por los jueces Mario Reynaldi, Jorge Chávez y Guillermo Quadrini. Al mismo también llegaron como imputadas dos encargadas, pero finalmente fueron absueltas por la Justicia.

Quien no gozó del mismo destino fue el propio Benigno. Él fue condenado a ocho años de prisión por el delito de “Trata de Personas con fines de explotación sexual, en la modalidad de Traslado y Acogimiento Agravado por el número de víctimas y por haberse consumado la explotación” por dos sobrevivientes, aunque el expediente en la elevación daba cuenta de al menos ocho víctimas. Hasta que la sentencia no quede firme, Benigno deberá fijar domicilio.

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