El miedo lo tenemos todas y según la ciudad o la zona, se intensifica. En Gualeguay volver del boliche caminando sola no representaba un peligro hasta que en 2017 asesinaron a Micaela García.

Desaparición, búsqueda, hallazgo y “el abrazo” en el estadio de Concepción del Uruguay. El diario local tituló “Último adiós a Micaela”. “Sin embargo, uno veía eso y se daba cuenta que iba a seguir, iba a pasar algo, no se podía terminar ahí en un estadio lleno”, recuerda el periodista Santiago García a La Opinión Austral.

Tres años después se promulgaría la ley nacional de capacitación obligatoria en género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado.

¿Cómo afectó a la ciudad? “Nos llevó puestos”, sentencia. Antes del 8 de abril de 2017 había “un grupo muy reducido de mujeres que se animaba a ir a la plaza y se bancaba que en una ciudad bastante conservadora se las cuestionara por eso y por los debates que estaban poniendo sobre la mesa”.

Micaela García junto a su mamá Andrea Lescano.

Una ciudad de pocas movilizaciones tuvo “la marcha más grande de su historia” cuando apareció el cuerpo de la joven estudiante y militante del Movimiento Evita y del #NiUnaMenos.

Después, “cambió notablemente. Ahora las marchas feministas son muy grandes, lo que, para quienes conocimos lo que fue el comienzo, da mucha alegría y orgullo. Es un pueblo con mucha vergüenza, al que le cuesta salir a la calle, eso sigue pasando”.

Nunca hubiera querido escribir el libro de ‘Mica’, por lo que significa

A la fecha, en medios y redes, los nombres y rostros de las víctimas de femicidios se renuevan diariamente.

¿Por qué escribir un libro? “Te elige de alguna manera“, dice. El “abrazo” fue uno de los momentos que le resultaron determinantes para iniciar una investigación que le llevó cinco años, hasta la presentación de su primer libro en abril pasado en Gualeguay.

“Había una historia tan fuerte y, por otro lado, una necesidad de hacer justicia”, esos fueron dos de los motores.

Santiago tiene una hija, Catalina, que en 2017 tenía 5 años. “Ser papá me interpeló muchísimo, era uno de los motores. Que mi hija pueda vivir en una sociedad diferente a la sociedad en la que me crie yo. Quiero que sea libre, que camine por la calle, ella y todas“.

Una historia

El periodista quiso que “Micaela García. La chica de la sonrisa eterna” no sea un libro policial. “Quería humanizar su rostro, ponerle proyectos, poner su cuerpo en movimiento y sacarla un poco de lo policial“.

En ese recorrido, destaca, “me impactó mucho la capacidad que tenía de integrar en su vida todas sus facetas, es algo que no hago y no conozco tanta gente que sea así. Se la bancaba, tenía mucho coraje, era muy madura. Siento que integraba todo, el deporte, la militancia, la gurisa era igual en todos lados, no la careteaba ni un poco. Muy alegre, siempre buena onda, siempre con una sonrisa, lo vi en las fotos y eso fue lo que me llevó a pensar en ese título para el libro”.

Hubo siempre un “corrector natural”: la mamá y el papá de “Mica”. Desde el comienzo acordaron que el libro sería leído por Andrea y “Yuyo“.

Temas como los femicidios son sensibles de abordar por la tristeza, el dolor y la impotencia que los envuelve, especialmente cuando uno de los involucrados queda libre, como es el caso de Néstor Pavón. La tarea no es fácil. Hay una responsabilidad hacia la persona que ya no está, pero también hacia sus afectos.

Dice que de todo eso no tomó distancia. “No sé si está bien o mal, pero se construyen vínculos muy fuertes. No es fácil psicológicamente, mi hija nació en la misma clínica que Micaela, hay muchas cosas que te pegan. Sentía que tenía que seguir adelante. Por ahí lo judicial sí fue una presión, porque sabía que ese tipo estaba libre y sentía una presión para terminar, para que se supiera esa historia. Si bien no es justicia porque justicia va a ser el día que (Pavón) vaya preso, que no pueda vivir tranquilo en Gualeguay, me parece que habla bien de la sociedad”.

“Desaparece una chica en una ciudad de 40 mil habitantes de forma tan cruda, tan dolorosa… nunca hubiera querido escribir el libro de ‘Mica’, por lo que significa”, reconoce.

La mención a la editorial Chirimbote y a Nadia Fink es un párrafo aparte. “Fue un aprendizaje muy grande, le dio un valor agregado al libro muy importante que no lo hubiera tenido si lo hubiese hecho por mi cuenta, estoy muy agradecido”.

“A todas las ciudades que voy, me cuentan: ‘Acá mataron a tal’. Yo no voy a contar esas historias, las tienen que contar las personas que están ahí, que comparten con amigos y amigas de esas chicas, de esas mujeres, de esas chicas trans. Todas tienen en común eso: tienen sueños, tienen proyectos, tienen una vida. ‘Mica’ fue gimnasta, estuvo en la selección, fue militante y vale tanto como la historia de la mujer que fue a hacer los mandados con una bolsa verde y no pudo volver a su casa. Me gustaría eso, que en cada pueblo haya alguien que tome esas riendas y convierta un texto policial en una linda historia de vida y recordarla de otra manera, creo que es una forma de reparar para su familia, para sus amigas y amigos”.

(Foto: José Silva/La Opinión Austral)

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