Proveniente de una familia con raíces chilenas, españolas e italianas, creció entre la cría de ovejas y estudió en las dos únicas escuelas que había en aquel momento en su natal Perito Moreno: la Primaria N° 12 “Remedios de Escalada” y la Secundario N° 5 “Martín Miguel de Güemes”.

Sus padres tuvieron el hotel Fénix, que databa de 1920 y alojaba a gente campo. Un galpón anexo atesoraba artefactos antiguos con los que él armaba, desarmaba, reciclaba e inventaba.

“Desde chico sabía que quería ser artista, mi familia me apoyó”, cuenta Leandro Allochis, artista visual, fotógrafo, investigador y docente, al suplemento Arte y Cultura de La Opinión Austral, al tiempo que reconoce que “en el interior es mucho más difícil sobre todo encontrar otros pares, pero logré encontrar una especie de musa, la bibliotecaria y directora de Cultura Graciela Umile. Ella fue quien me salvó”.

“Esposas”, su segunda serie, aborda los mandatos del rol femenino.

Se graduó de profesor de Artes Visuales en Comodoro Rivadavia, inició su trayectoria docente en Perito Moreno y tiempo después viajó a Sevilla para cursar una licenciatura. A su regreso, desarrolló sus dos primeras series fotográficas: “Estereotipos“, donde aborda los mandatos masculinos que existen en los pueblos, y “Esposas“, sobre los mandatos femeninos.

La serie “Trans” debate sobre el “sujeto contemporáneo y las opciones para construir identidades que superen los condicionamientos de género, raza y clase”.

“No había salido mucho más que a España y era muy fuerte haber encontrado ese contraste y ver que en el pueblo veníamos con mandatos de género muy fuertes que finalmente parece que no hacían muy felices a las personas. Les preguntaba a mis compañeros de la secundaria y todos habían decidido ser gendarmes, policías, pero tampoco tenían claro qué era lo que habrían querido ser. El pueblo, de alguna manera, reduce un poco el deseo a esos estereotipos“, explica.

La serie “No diva” de Leando Allochis fue expuesta en Casa Brandon en 2010.

En 2003 obtuvo una beca nacional de la Fundación Antorchas, críticos de arte de Buenos Aires vieron sus obras y observaron que había algo novedoso para mostrar en el circuito.

De la serie “Victorian Leather”. de Leandro Allochis, sobre el “carácter performativo del género y el protagonismo del cuerpo y la indumentaria en la construcción de la identidad”.

Sentía la seguridad que tenía algo nuevo para contar en el arte, esa mirada sobre la identidad patagónica, la identidad social que sucede en los pequeños pueblos. Tenía claro que la forma de fotografiar, muy teatral, muy ritualizada, haciendo referencia a cuadros de la historia del arte, iba a ser algo novedoso”, señala.

Quiero narrar hechos sociales a partir de teatralización de la realidad

Las imágenes se ven familiares, pero algo irrumpe en ellas y, como un rompecabezas, se arman y se desarman. No pasan desapercibidas. Las obras de Allochis despiertan el interés, al tiempo que generan preguntas.

¿Dónde reside la identidad de una persona? es la pregunta de Leandro Allochis en la serie “Anónimo”.

“Mi fotografía estaría en el vértice totalmente opuesto a la foto documental, no quiero documentar hechos, quiero narrar hechos sociales a partir de teatralización de la realidad. Creo que nuestra vida cotidiana es teatral, la vida cultural es artificial“, señala para comenzar a desplegar lo que sus obras exponen.

Por eso los modelos crean un personaje y actúan.

“Antes de Instagram, cuando nos iban a hacer la foto anual a la escuela nuestra mamá nos ponía la mejor ropa. Toda fotografía y todo registro visual del humano es artificial, todos queremos vernos más jóvenes, más flacos en la foto, lo que hago es llevar al extremo esa artificialidad de la identidad de la persona”, apunta.

En “Rituales”, los arquetipos de masculinidad y las tradiciones de validación son puestos en discusión.

¿Para qué? “Hacer pasar lo artificial de la cultura por natural nos ha hecho mal a la sociedad. Pensemos en las cuestiones de desigualdad de géneros, naturalizar que el rol de la mujer tiene que ser el de estar en la casa cuidando a los hijos y que el marido la maltrate, es una naturalización de esa artificialidad de la cultura. También es artificial que uno piense que tiene que hacer una carrera vinculada con la tradición paterna”.

Mis fotos intentan develar lo artificial de la cultura, que nos demos cuenta qué es eso y si algo es artificial, quiere decir que se puede deconstruir“, subraya.

“Cuerpo mutante”, serie realizada en Perito Moreno.

“La foto es un artefacto que ha sido tomado culturalmente para la escenificación de la felicidad, la felicidad que nos pide todo el tiempo la publicidad. Las presiones sociales que tenemos los individuos y cómo la cultura nos solicita todo el tiempo que ejerzamos ciertos estereotipos, ciertos roles, que nos convirtamos en ciertos personajes sociales, porque correrse de esas normas pareciera que es peligroso”, reflexiona.

Allochis reconoce que la actual “es una realidad contradictoria y el cambio cultural va a tardar mucho en suceder. Si bien han comenzado a aparecer algunas cuestiones en el debate social, por otro lado, la cultura que nos educó en estos arquetipos a los que tenemos que imitar es tan fuerte en nosotros que estamos todo el tiempo partidos en dos. Participamos de esas discusiones por romper lo hegemónico, pero después nos ponemos un filtro para parecer más blancos, más flacos y mas jóvenes en las redes sociales, eso es lo que la gente se retoca más: el color de la piel, las arrugas y la silueta“.

De la serie “Vanitas”, expuesta en Galería Elsi del Río en Buenos Aires.

Del lado de los espectadores recibe aplausos, pero también silencios. “Las temáticas que abordo en mi obra les hacen ruido, los interpelan, no es malo que haya un silencio”, sostiene.

En la serie “Cuerpo mutante“, una mujer vestida de modelo vive en un corral de ovejas y es tratada como tal. “Hubo un silencio de muerte cuando la presenté, se vendió un montón, pero creo que lo propone es tan fuerte o tan actual que todavía no estamos preparados para hablar sobre eso”, señala.

Reconoce que su obra “es punzante, hace preguntas y habla sobre temas incómodos. El público creo que se siente un poco incomodado por mi obra, pero para mí eso no es un fracaso. El silencio ante una obra significa que los artistas muchas veces llegamos temprano a los debates”.

Debate

Si bien acepta que sus obras son disruptivas, aclara que “no es el objetivo primario hacer lío, no me considero un artista que quiere molestar” y agrega que cada serie es abordada desde la investigación y el dialogo con las comunidades representadas, como fue el caso de “Vanidad de Vanidades”, para la cual conversó con personas de la comunidad judía y de la masonería.

“Mi objetivo es sumar al arte, al debate de ciertas problemáticas sociales, pensar que el arte puede ser una herramienta útil para el debate social”, cierra.

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