El periodista Ezequiel Fernández Moores escribió en su libro Juego, luego existo, que la política se ha servido más del fútbol que el fútbol de la política. “Es un matrimonio de intereses. Pero que funciona sólo cuando la pelota entra al arco”, dijo.

La presidencia de Macri en el xeneize no estuvo exenta de acusaciones por sus negocios personales. El Fondo de Inversión para comprar jugadores, los negocios tercerizados, los préstamos del propio Macri al club que, estando como presidente, se los cobró con intereses, los balances, el cementerio para socios y las ventas de jugadores, que, generalmente, llevaba a cabo su amigo Gustavo Arribas (durante su presidencia en Nación, fue director de la Agencia Federal de Inteligencia).

Pero los títulos son más fuertes. ¿Qué le importa a la mayoría de los hinchas? Acusado dentro y fuera del club, Macri hizo oídos sordos y continuó. Su carrera política fue en ascenso y terminó en el sillón de Balcarce 50. Y a pesar de su experimento fallido, en el que le dejó una deuda monstruosa a las arcas del Estado, dicen que irá por segundo tiempo.

Un amor animal: en los picados en Olivos en la presidencia de Néstor Kirchner, Massa siempre iba al arco. Cuenta Victoria de Masi, en ElDiarioAR, que es arquero porque, definió alguna vez, “se ve todo el partido y ordenás distinto”.

Si Macri construyó su poder desde el fútbol, lo de Massa fue distinto. Cuando ya había militado en la UCEDÉ y luego afiliado al PJ, FernandoPatoGalmarini (su padrino político, histórico militante peronista, exsecretario de Deportes de Carlos Menem, su suegro en la actualidad y pareja de Moria Casán) lo acercó al Club Tigre. Desde entonces, el exintendente de Tigre y flamante ministro de Economía, Producción y Agricultura participa activamente.

En paralelo, el club ascendió y se fue consolidando en Primera. “Nos aporta siempre sus vínculos”, le dijo a Perfil el presidente del club, Ezequiel Melaraña. Un trabajo detrás de escena. El vínculo entre la política y el fútbol no es una novedad. Si alguien lo sabía era Grondona. “Vivo o ingenuo, intimidante o bonachón, grosero o respetuoso, siempre según lo aconsejara el momento, Grondona jugó con el poder de turno. Militar, radical o peronista () Así permaneció 35 años en AFA y toda una vida en el fútbol”, dice Fernández Moores.

Desde el inicio del fútbol argentino -que se profundizó con la llegada del profesionalismo en la década infame- que la política mira al fútbol como un acercamiento a la sociedad. Cada Gobierno lo hizo a su manera. Pero que la pelota entre, siempre fue un punto de interés para el poder.

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