.

La pulseada la ganó el mercado. El exministro Martín Guzmán huyó del Gobierno en el momento en que la curva del Riesgo País iba en ascenso. Es decir, se fue en el medio de una corrida cambiaria que perduró durante las semanas siguientes. Tal como señala el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), este proceso volvió a mostrar “la relevancia del sector financiero como factor de inestabilidad para toda la economía afectando incluso la situación de los sectores más vulnerables”.

¿Existieron operadores de carne y hueso que apostaron al estallido inminente?

La cotización del contado con liquidación, utilizado por Fondos de inversión, empresas y bancos para dolarizar excedentes vía los agentes de bolsa llamados Alycs, llegó a tocar los $350 el jueves y bajó abruptamente a los $307 cuando los rumores sobre la inminente llegada de Sergio Massa al Gabinete eran casi un hecho. El viernes, el CCL llegó a los $289. ¿O el mecanismo para la formación del precio de esta cotización es muy trucho o existieron operadores de carne y hueso que apostaron al estallido inminente? Quizás, un poco de ambos componentes.

La salida de Guzmán aceleró la escalada inflacionaria, que en julio arrojará un guarismo más cercano a los 8 puntos y la anual más cerca del 80%. Es como si la devaluación se hubiera consumado en los hechos. ¿Qué le habrá prometido al establishment la persona que soñaba con encolumnar detrás de su candidatura presidencial al Foro de Convergencia Empresarial? La respuesta se irá viendo a lo largo de la semana.

Con la temprana salida de Silvina Batakis el Gobierno se juega su última carta

Durante los 24 días que Batakis estuvo al frente del Ministerio de Economía no pudo frenarse la corrida cambiaria. Los datos sobre los fondos de inversión, bancos y empresas que operaron a través del CCL, vías las Alycs, para generar el clima de desestabilización están guardados en la Comisión Nacional de Valores (CNV). El Estado, si quisiera, podría saber quién timbeó con la población. Pero no lo hace. ¿Y si en el listado apareciera el banco de la familia Britos (Macro), financista de Massa?

El mercado

La llegada de Massa como superministro era esperada por “el mercado”, es decir los actores reales del Poder Económico, llámense círculo rojo, empresarios, establishment, desde el mismo momento de la renuncia de Guzmán. Por eso un operador de Wall Street señaló la algarabía -momentánea reflejada en las cotizaciones de los bonos y acciones locales. “Olvidate, las inversiones ahora van a venir”, sostuvo.

Ante sí, el Gobierno deberá enfrentar al menos dos desafíos que van entrelazados: reducir la brecha cambiaria y la inflación.
“Hay que modificar el régimen cambiario porque este desdoblamiento parcial no funciona. Hay que hacer un desdoblamiento formal y después dar señales de unificación. Algo se va a hacer al respecto. Pero se necesita una audacia que hasta ahora no estuvo en el BCRA”, analizó Sergio Chouza, de la consultora Sarandí. El objetivo sería reducir la brecha lo más que se pueda, sin una devaluación brusca.

Para el analista Christian Buteler, lo más imperioso a nivel local sería “desarmar el cepo de la misma manera en que se creó”. “Esto es como una mamushka, restricciones tras restricciones que se fueron apilando. Entonces, te llevará más tiempo. Pero si este desarme es acompañado por un ordenamiento de la macro junto con las cuentas públicas, se podría lograr la unificación del tipo de cambio sin ninguna corrida cambiaria. Pero todo debe ser dentro de una estrategia conjunta que abarque todos los aspectos económicos”, explicó.

“Con la temprana salida de Batakis y una profunda reorganización del gabinete, el Gobierno se juega su última carta de reconversión de cara a las próximas elecciones. El saldo de la discusión interna dentro del Frente de Todos puede ser la oportunidad para recomponer reservas en el corto plazo, aprovechar el alto precio de los dólares paralelos y avanzar en un programa heterodoxo para frenar la inflación”, puede leerse en el último informe del CESO.

Ese programa debería incluir, según el centro de estudio, el congelamiento de precios, dólar y tarifas por tres meses o seis meses “logrando una estabilidad precaria de precios que pueda proyectarse a través de una paritaria en salario real, alquileres indexados y un desagio (desindexación) de la tasa de interés”.
Sea cual sea el devenir de las próximas horas, lo que queda claro es que la pulseada la ganó la especulación, sumado a un nuevo desdibujamiento de la figura de Alberto Fernández. La misma mañana en que el Gobierno oficializó a través del BCRA el incentivo para que se venda la soja guardada en silo bolsas, el Presidente reiteró que los especuladores no le torcerían el brazo.

Sergio Massa les prometía liquidar todas sus ventas al valor del dólar MEP

¿Quiénes tienen las casi 30 millones de toneladas que el Gobierno espera que se vendan? Los pequeños y medianos productores responden que ellos no. Los exportadores niegan tenerlas. Grandes jugadores como Grobocopatel afirman que ya vendieron todo lo suyo.
El 70% de la cosecha lo maneja el 20% de los productores, mientras que cinco fabricantes de aceite de soja concentran el 50% de toda la producción. El negocio sojero está organizado alrededor de la exportación.

Los sojeros obtuvieron del Banco Central una medida que les permite dolarizar hasta un 30% de los pesos que obtienen por la venta de su soja y el resto colocarlo en una cuenta a un plazo fijo que se ajusta todos los días de acuerdo a la variación del tipo de cambio. De esta manera, el Gobierno les reconoce un diferencial, ya que podrán adquirir dólares a valor del tipo de cambio solidario, y luego una actualización diaria. Massa les prometía otra cosa: liquidar todas sus ventas al valor del dólar MEP, un proyecto con un costo fiscal de $100.000 millones. El trabajo, que estuvo bajo análisis de Agricultura, todavía no fue desechado.

¿Qué productor venderá parte de la soja que tiene encanutada si sabe que podrían ofrecerle una tajada mejor? Massa prometió muchos dulces a medio mundo.
La pulseada la ganó, momentáneamente, la especulación. Y de esta manera, se pulverizó una discusión medular hacia el interior del Frente de Todos: la distribución del ingreso. La pregunta “¿distribuir para crecer?” yace hecha un bollito de papel en el tacho de basura.

Según un trabajo de CIFRA sobre la distribución funcional del ingreso, los sectores industriales y del comercio fueron quienes lideraron la captación de rentabilidad en el último lustro. Y que esa evolución de sus ganancias contables corrió en sintonía con los aumentos de precios. Es decir, hubo empresarios, muchos que provienen de sectores concentrados, que mejoraron sus ganancias a costa de generar inflación. Los Braun de la vida. O, mejor dicho, el círculo rojo al que Massa seguirá endulzando.

Leé más notas de Sebastián Premici