El Papa Francisco designó arzobispo de la arquidiócesis de Buenos Aires a monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, de 55 años, actualmente obispo de Río Gallegos. En simultáneo, aceptó la renuncia presentada por el cardenal Mario Aurelio Poli, al haber cumplido 75 años (el 29 de noviembre de 2022) y lo designó administrador apostólico de Buenos Aires, con las facultades de arzobispo arquidiocesano, hasta la toma de posesión canónica de su sucesor.

Apenas se conoció el nombramiento en Roma y Buenos Aires, García Cuerva dejó un mensaje de agradecimiento en donde adelantó que seguirá en Santa Cruz y Tierra del Fuego hasta mediados de julio.

El padre Jorge, como lo conocen en las ventosas calles de Río Gallegos y en las villas del conurbano bonaerense, eligió el primer verso del poema “Duelo” del sacerdote y sociólogo jesuita,  José María Rodríguez Olaizola que reza: “Las lágrimas son parte del abrazo”; y que finaliza con un “ahora nos queda el amor, al que ni la muerte puede silenciar”.

En la carta que dio a conocer la Diócesis de Río Gallegos, el obispo confirmó que el Santo Padre Francisco lo designó arzobispo de Buenos Aires. “Seguramente en días sucesivos podremos ir compartiendo los sentimientos que van surgiendo en nuestros corazones ante esta nueva misión que me confía la Iglesia, pero con la certeza de escuchar profundamente la voz del Señor que nos dice: “No tengan miedo” (Mt 17,7)”, señaló.

“Pero hoy, en este mensaje, quiero darles gracias: gracias porque aquí, en la diócesis del fin del mundo, fui aprendiendo a ser obispo diocesano junto al pueblo, soñando juntos un
Iglesia hospital de campaña como nos dice el Papa: ‘La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este
lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre
todo las puertas del corazón'”.

Asimismo, Jorge García Cuerva, agradeció “porque nos animamos a los cambios, dejamos que el Señor nos despierte, que ‘nos pegue’, en palabras de Francisco, un sacudón en nuestra modorra y nos libere de la inercia y del ‘siempre se hizo así'”.

Además, agregó su gratitud porque “ni el clima nos frenó, y pudimos encarnar la Iglesia en salida, saliendo al encuentro de los que no están, de los más alejados. Nos fuimos involucrando de lleno en la realidad, acompañando a los que sufren, porque Cáritas somos todos; y celebramos la vida con alegría y pasión, a pesar de tantas dificultades”.

“Les pido que mantengan siempre viva esa alegría y las ganas de compartir la Buena Noticia del Evangelio con todos, sin excluir a nadie”.

Y pidió: “Sigan soñando, no se dejen paralizar ni por el miedo ni por ‘la fiaca espiritual”; Jesús camina con nosotros, y como nos dijo en el Evangelio de la misa del domingo pasado:
‘Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo‘ (Mt 28, 20)”.

Por último, comunicó a los fieles que “hasta mediados de julio, nos iremos encontrando para agradecer juntos todos estos años compartidos. Dios los bendiga mucho, y María Auxiliadora, a quien celebramos el jueves pasado, nos siga cuidando. Los quiero mucho”.

EN ESTA NOTA Jorge García Cuerva

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