Mientras la volatilidad sigue firme a nivel internacional al ritmo de las proyecciones de la demanda, la inflación y la reactivación, o no, de la demanda del “oro negro”, en Argentina se vive un escenario que entusiasma al Gobierno Nacional, mostrando números más que positivos en términos reales.

En los números a los que tuvo acceso Santa Cruz Produce, se marca el fuerte crecimiento que sigue reflejando la producción no convencional y que lleva al terreno positivo los datos generales.

Tapa Especial Día del Petróleo.

Un informe sobre indicadores del sector petrolero, con corte al mes de octubre, marca que ese mes, la cantidad de barriles de crudo generados de los yacimientos argentinos fueron 13,6% más que igual mes del año anterior y un 27,4% por encima del 2020.

A la hora de desglosar el origen de esa producción entre los yacimientos convencionales y los no convencionales, queda a las claras que son estos últimos los que dieron un vuelco récord al resultado final. Es que la extracción no convencional creció en octubre un 41,5% en un año y un 133% en dos.

Inversamente a esto, los yacimientos convencionales no pudieron revertir su declino y la producción fue en descenso, aunque de manera mucho más moderada. Es que los resultados de octubre de este año fueron un 1,1% más bajos que los de 2021, y un 5,1% respecto del 2022.

De todas formas, este mes marcó un quiebre respecto de la curva en descenso. Ya que al comparárselo con septiembre, los colores pasan de rojo a verde y se marca un alza del 1,3% en las áreas tradicionales y del 4,3% en las no convencionales.

Todo puede pasar

A futuro, si el comportamiento del sector sigue este sendero, el país se encamina no sólo al autoabastecimiento pleno, sino también a convertirse en un país exportador neto de petróleo.
Es decir Argentina tiene, en un horizonte no muy lejano, la posibilidad de dejar de ser un “país con petróleo” para pasar a ser “un país petrolero”.

Claro que para lograr este objetivo, no sólo depende de la mejora de la producción interna. El escenario global debe otorgar las condiciones necesarias para que esto ocurra.

Luego de un 2022 que estuvo marcado por precios que se dispararon durante el primer semestre llegando a valores récord, a consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, el resto del tiempo se han mantenido en una fuerte volatilidad, y el 2023 no parece que pueda estar ajeno a ella.

Los pronósticos son variados en ese sentido y tan disímiles que van desde precios, nuevamente a tres cifras, hasta un barril de crudo en torno a los USD 40. Este último sería el que nadie quiere tener y menos la Argentina que busca crecer y transformarse en exportador.

Pesimistas

Para la Agencia Internacional de Energía (AIE) el crecimiento de la demanda se desacelerará a 1,6 millones de barriles/día en 2023, por debajo de los 2,1 millones de barriles/día de este año.

Esta caída ya se comenzó a observar a partir del segundo semestre de este año. A modo de ejemplo, los precios bajaron un 35% entre el 14 de junio y el 28 de noviembre.

Los recortes de producción de la OPEP+ y las esperanzas de un resurgimiento económico en China impidieron que la caída se acelerara aún más, pero para el 2023, existen pronósticos agoreros que visualizan una recesión mundial más profunda de lo previsto.

El temor de la pandemia de Covid no se ha despejado y así como en Argentina se vivieron subas de casos en las últimas semanas, en China la decisión de Covid cero sigue firme y podría retrasar más la apertura económica del gigante asiático.

Si a ello se le sumara una posible resolución del conflicto bélico en Ucrania, el escenario petrolero cambiaría rotundamente y podría vivirse una suerte de “colapso” en el precio con abrupto descenso del mismo.

En este escenario potencial, el desplome de los valores del crudo llevaría al crudo Brent, de referencia internacional, de su nivel actual de unos USD 80 por barril a sólo USD 40 por barril, su nivel más bajo desde el pico de la pandemia.

Todo lo contrario

Sin embargo, a pesar de la amenaza de recesión en 2023, el conjunto de los analistas del Bank of America descartan caídas significativas en el precio del petróleo para el próximo ejercicio. La entidad sostiene que las cotizaciones del crudo se mantendrán en niveles elevados. E incluso sitúa el techo del barril, para el tercer trimestre de 2023, en USD 110.

Desde Goldman Sachs redobla apuesta y ve ese techo de USD 115 para seis meses antes, es decir el primer trimestre del 2023. Al igual que el Citigroup, que augura un comienzo de año de altos precios para, luego de eso, comenzar un repliegue de valores. De 40 a 115, nada está dicho. Sólo una cosa: la gran volatilidad sigue vigente.

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