En los 20 años del Museo Evita, ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la calle Lafinur 2988, se realizó el homenaje en el marco de los 70 años de aniversario del paso a la inmortalidad de Evita. Ese lugar, que era una casona donde funcionaba un lugar de tránsito de la Fundación Eva Perón, se utilizaba para ayudar a madres que estaban en situación de vulnerabilidad.

“Ese día, la familia La Rocca, donó un corto cinematográfico de publicidad para cine” contó Cristina Álvarez Rodríguez a La Opinión Austral y añadió: “Evita es de la época que no había televisión y mucho menos redes sociales; sólo existía la radio, el cine y el teatro”.

Pero también aclaró que Evita fue artista 10 años antes de conocer a Juan Domingo Perón. “Llegó a Buenos Aires a los 16 años y en ese tiempo logró comprarse su propia casa, fue tapa de revistas, protagonizó películas, pero sobre todo el radioteatro, donde protagonizaba a mujeres famosas de la historia, qué premoción”.

Pero en el caso del material acercado por la familia La Rocca, se trata de una publicidad que se llamaba “La luna de miel de Inés”, con una publicidad que dura siete minutos, como era usual en la época. “Evita protagoniza una joven damita recién casada, que volvía de la luna de miel y le cocinaba al marido unas milanesas”.

Pero el marido llega y le dice que era muy feo lo que había hecho: “Imagínense la cara de Eva, que tenía 19 años, muy chiquita. Se amarga mucho, y va a hablar con una amiga que le recomienda el aceite Olavina, y el marido le dice: le preguntaste a mamá, y ella le responde: Nooo” (risas).

Para Cristina Álvarez Rodríguez, no deja de ser interesante verla en su rol de cocinera, enamorada, de recién casada. “Todos roles que nunca vimos en Evita, y esta ficción nos propone acercarnos un rato, sobre todo, el clima de época, porque a veces uno la ve tan actual que la pierde de contexto”.

Leé más notas de La Opinión Austral