Por Florencia Golender

Cuando bajaron las luces de los reflectores neoyorquinos, ante los que brindó su discurso en la Organización de las Naciones Unidas, se abrió un espacio para retomar la agenda de desafíos que esperan en una solución del Frente de Todos en la Argentina y, entre tantos, la suba de precios y el retraso de los salarios parecen ser la base recurrente a la que el presidente peronista vuelve su atención. “Ahora es tiempo de apoyar a Sergio (Massa) en los esfuerzos que está haciendo, con él estamos trabajando en una serie de ideas para la inflación”, aseguró Alberto Fernández a una fuente de la comitiva que lo acompañó en su viaje a Estados Unidos y que compartió con La Opinión Austral qué piensa el mandatario nacional que debe pasar con los ingresos mientras define si habrá o no una suma fija para recomponerlos. Considera que “hay que ser cuidadosos” porque “hay una cantidad de dinero circulando muy importante”.

Alberto Fernández estuvo en Estados Unidos donde participó de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Finalizada la gira por Estados Unidos que tuvo varias postas (también estuvo en Houston con empresarios petroleros contando los atractivos de Vaca Muerta) y avances en materia de política exterior, el jefe de Estado llegó a Buenos Aires el último jueves y retomó los compromisos nacionales. Fuentes de su entorno contaron a este medio que Fernández sigue de cerca la aceleración global de los precios y, respecto a este asunto, compartió en Nueva York: “Hablas con todos los líderes del mundo y todos hablan de la inflación”. Fue la conclusión tras reunirse allí con sus pares Emmanuel Macron (Francia), Pedro Sanchez (España), Olaf Scholz (Alemania) y con el primer ministro de Portugal, António Costa, entre otros.

Lo que en el mundo comienza a ser un problema, en la Argentina es un mal enquistado que pareciera estar mostrando su peor cara. La variación que registró el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec en agosto fue de 7%. En la región de la Patagonia la cifra del octavo mes marcó 6,4%. El promedio nacional acumulado en los primeros ocho meses del año es de 56,4%. En agosto, marcó una ligera baja respecto de julio cuando fue de 7,4%, pero en septiembre las estimaciones siguen en niveles preocupantes.

Alberto Fernández y el canciller Santiago Cafiero en la conferencia de empresarios en Houston, Texas (Estados Unidos).

Era fines de julio y Sergio Massa se perfilaba para ser el ministro de Economía, cargo que asumió el 3 de agosto. Ese día brindó una conferencia de prensa en la que contó la hoja de ruta para su gestión, la cual incluía un paso por la recomposición de los bolsillos ante la escalada de la inflación. Hubo dos puntos de ese objetivo sobre los que Massa ya avanzó: el primero es el de la actualización inmediata de las jubilaciones con un bono escalonado (desde los $7.000 para los haberes mínimos hasta $4.000 para quienes cobren dos mínimas) que se sumó.al aumento del 15,53% que corresponde por Ley de Movilidad en septiembre; el segundo es el de las Asignaciones Familiares de trabajadores en relación de dependencia. Pasaron de cobrar $10.000 a $20.000 por cada hijo o hija aquellos que perciban salarios de hasta $113.000.

Hubo un punto más de ese objetivo que continúa pendiente y es el de una urgente mejora de los ingresos formales ante la inflación. La primera vez que tomó el micrófono en el Palacio de Hacienda, Massa hizo hincapié en la necesidad de que esto ocurra porque corresponde y porque apuntala el consumo interno; pero también hay una lectura política que hace desde entonces el ministro: la inflación de julio y agosto pertenecen a las gestiones anteriores (Martín Guzmán -principalmente- y Silvina Batakis), la de septiembre a la suya.

La cúpula del Frente de Todos coincide en que el primer paso para, luego, atender a la demora que tienen los salarios es el de estabilizar el mercado cambiario aumentando las reservas del Banco Central. “Cuando uno acumula reservas, cuando uno hace fuerte su moneda y achica la brecha, y, de alguna manera va generando instrumentos de devolución de confianza en la economía, está atacando las causas centrales de la inflación”, sostuvo Massa la semana pasada al presentar el Programa de Incremento Exportador, que aplica un tipo de cambio de 200 pesos por dólar para las exportaciones de soja y que logró en su primer semana liquidaciones por 2.200 millones de dólares.

Con un poco de calma en el panorama angustiante que presentaban las reservas en moneda extranjera, la atención de Fernández y de Massa vuelve a posarse en llegar a fin de año con un promedio de ingresos que acompañe la disparada de los precios. En este punto, el Presidente cree que antes de tomar cualquier decisión sobre las paritarias, un bono o suma fija hay que “ser cuidadosos”. Así lo explicó durante su viaje en Estados Unidos a miembros de la delegación presidencial ya que le preocupa que “hay una cantidad de dinero circulando muy importante” y que, de volcar más pesos a la economía para recomponer los salarios, eso impacte en mayores niveles de inflación.

El presidente Alberto Fernández se reunió con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Gerogieva.

Al referirse a la necesidad de mejorar los ingresos de los trabajadores, el Presidente subraya lo “llamativo” del escenario en el que ocurre ya que otros índices del Indec ponen de relieve que “sigue el crecimiento y baja el desempleo”. Lo que Fernández destaca ante su allegados, es un poco lo que exhiben las mediciones de empleo e ingresos en los últimos años: no falta trabajo, pero sí trabajo “bien” pago.

Sobre esto conversan con Massa. El jefe de Estado agregó durante su gira por los Estados Unidos que “estamos trabajando con Sergio en una serie de ideas para la inflación”. Las fuentes ampliaron al respecto que esas ideas podrían incluir una suma fija para los próximos tres meses que quedan del año, aunque Fernández aclara en esos diálogos que un extra por afuera de las paritarias para favorecer principalmente a los salarios que no superen los $150.000 todavía “no está cerrado”.

Habrá reuniones en los próximos días al respecto con representantes empresariales de diferentes actividades, como así también, dirigentes sindicales. En el sector gremial siguen divididos sobre cuál es la mejor manera de recomponer, si adelantar nuevamente la reapertura de las paritarias (de caso contrario, algunos sectores revisarán una actualización después de diciembre, según lo dictan algunos acuerdo firmado a comienzos de 2022), o si es urgente aplicar un mecanismo de suma fija (por decreto o por acuerdo de cada actividad). Entre los empresarios hay mayor coincidencia respecto a la preferencia por las paritarias, un mecanismo que actualizó este año salarios en hasta seis cuotas, en vez de una suma fija que establezca el gobierno.

El Frente de Todos dio señales claras para el mundo empresarial en agosto y septiembre al salir del escenario de volatilidad. Un dólar estable que permita dar previsibilidad a las cuentas de cada compañía fue el punto de partida, como así también, asegurar las necesidades de importaciones. Ahora, con ese guiño a quienes pagan los salarios, el gobierno se prepara para reforzar el control de precios con acuerdos que rompan la inercia inflacionaria y para definir cómo va hacer para llegar con un promedio salarial más auspicioso a diciembre cuando las agujas marquen que en diez meses se elegirá un nuevo presidente.

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